Patagonia Norte Fotografía & Reporter Academy Argentina


jueves, 14 de marzo de 2013

Muestra Fotográfica "Bosnia, una herida abierta"


Bosnia, a 17 años del horror

Entrar en Los Balcanes es entrar en la Europa no tan europea, es cambiar de dimensión… adentrarse en un mundo conflictivo 17 años después de haber finalizado la guerra más cruel y compleja del siglo XX. Para entender en profundidad el conflicto iniciado en 1992 habría que remitirse al imperio Otomano y más allá aún. Pero voy a intentar desarrollar lo que fue esta guerra desde la muerte de Tito, hasta la fecha. Caracterizado por occidente como el dictador de los Balcanes, Tito gobernó la ex Yugoslavia hasta su muerte en 1989, antes de la caída del muro. Tito había logrado lo que nadie, unir a todas las etnias en pos de la gran Yugoslavia. En los 70 el distanciamiento posicional con la URSS y las negociaciones con los EEUU obliga a Tito a armar al pueblo y a entrenarlo en el arte de la guerra de guerrilla desde muy niños. También logra que en cada familia hubiese un fusil para la defensa de una posible invasión soviética. La caída del muro en 1989 y de los regímenes del campo socialista inicia en los Balcanes una serie de luchas independentistas que se inicia con la independencia de Eslovenia.
La guerra en Bosnia no sólo fue la búsqueda de independencia de Yugoslavia, sino una guerra étnica, territorial, económica y religiosa entre otros varios componentes. En la región de Mostar la guerra se inicia con la llegada de los serbios desde Sarajevo, rodeando la ciudad habitada por Croatas y Musulmanes y asediando desde las montañas con fusiles y artillería pesada. A pocos kilómetros de Mostar se encuentra Basevice, un pequeño barrio habitado por croatas y 400 personas serbias. Cuando el ejército serbio se da cuenta de la poca cantidad de serbios en la región, se retira de la región, regresando a Sarajevo. Es cuando los pocos habitantes serbios de Basevice absolutamente indefensos y en minoría, deciden huir con sus familias a las montañas. Al dejar sus hogares, los croatas, vecinos hasta ese día, hacen volar por los aires sus casas con el juego de la velita (encienden una vela y abren la llave de gas…) este es el caso de Netjo, nuestro anfitrión en Basevice quien no sólo se enfrentó a sus vecinos, sino que debió reconstruir su casa en 1998 cuando regresa 2 años después de finalizar la guerra.
Hasta aquí, el conflicto se da entre serbios contra croatas y musulmanes. Una vez que los serbios se retiran de Mostar, el conflicto se vuelve entre croatas ( de religión cristiana ortodoxa) y musulmanes quedando la cuidad dividida por el río   Neretva  y unida por el puenteStari Most.
El Puente Viejo (Stari Most o Стари Мост) de la ciudad bosnia de Mostar es uno de los monumentos históricos más famosos de la antigua Yugoslavia. Forma parte del Patrimonio de la Humanidad. Fue volado el 9 de noviembre de 1993, convirtiéndose en un símbolo del conflicto que entre 1992 y 1995 dejó más de 200.000 muertos.  Una vez acabado el conflicto, se vuelve a construir con las exactas características al construido 500 años atrás. En julio del 2004 finalmente, el puente fue reinaugurado.
Hasta aquí, croatas y musulmanes combaten en Mostar, en tanto que  luego de un ataque musulmán a poblados serbios quemando, asesinando y violando cerca de Srebrenica, los serbios tomarían revancha a partir del 11 de julio de 1995.



Srebrenica, el genocidio del que no se habla.

11 de julio de 1995, sangre musulmana se derramará durante los siguientes 3 días en Srebrenica, Bosnia. Ante el avance de las tropas serbias, los pobladores buscan refugio en Srebrenica donde se encontraban los Cascos Azules, en este caso provenientes de Holanda. Las fuerzas de “paz” se habían ubicado dentro de una fábrica de baterías de autos que poseía unos galpones en el que se podía albergar a los musulmanes que  buscaban  protección. El asedio de los serbios se intensificaba en su intento de “limpieza étnica”. Los victimarios no sólo fueron los serbios, una orden emanada desde las oficinas de la ONU, obliga a las tropas Holandesas de los Cascos Azules a marcharse del lugar, quienes cumplen lo indicado y dejan encerrados a los refugiados en la fábrica. La nota de color puede verse en diferentes documentos fílmicos en los que se muestra a los generales de las tropas holandesas brindando con los comandantes serbios. Testigos entrevistados en Srebrenica cuentan también que muchos de los hombres de las “fuerzas de paz” entregaban sus cascos azules a miembros de las fuerzas serbias con el objetivo de confundir a la población musulmana y lograr que salgan de sus casas para ser arrestadas o ejecutadas. La comunidad mundial, sobre todo EEUU y Comunidad Europea se ha encargado de demonizar sistemáticamente a los serbios, sin aclarar, obviamente, que estos actuaron como sus sicarios. En los años posteriores a la guerra en Bosnia los musulmanes han sido blanco permanente de la ONU, por lo que no sería errado pensar que en Bosnia, los “gendarmes del mundo” mataron dos pájaros de un tiro, eliminan un potencial foco musulmán sin disparar una sola bala contra ellos, sus sicarios serbios harían el trabajo.
Entre el 11 y el 15 de julio de 1995, los refugiados son separados entre hombres por un lado y mujeres y niños por otro. Los primeros quedarán detenidos y serán fusilados en fila india… un disparo para tres o cuatro, mientras que el que quedaba vivo sería rematado luego. Mujeres y niños fueron liberados y debieron huir a las montañas dejando atrás a padres, esposos, hermanos…
Una regla musulmana establece que para enterrar a sus muertos, hace falta contar con el 70% del cuerpo. Por ello, durante el genocidio los cadáveres fueron mutilados y desparramados por diversas fosas comunes, muchas de las cuales al día de hoy no han sido halladas.
Cada 11 de julio desde el fin de la guerra los familiares que han encontrado a sus muertos, les dan sepultura de manera colectiva en un cementerio creado para ello. Durante los meses siguientes se trabaja intensamente en la búsqueda de fosas comunes y de identificación de las piezas óseas a través del ADN, sistema ya conocido en la Argentina en la búsqueda de los nietos apropiados durante la dictadura militar.
Este 11 de julio, bajo el calor agobiante de Srebrenica se enterraron 570 personas y sus familiares finalmente pudieron despedir a sus seres queridos para comenzar a cerrar una herida que aún hoy, a sólo 17 años,  se mantiene abierta.
Algunos pocos responsables de esta guerra están siendo juzgados por distintos tribunales internacionales, pero a quien dio la orden a los cascos azules de abandonar y prácticamente entregar a los refugiados musulmanes, seguramente jamás lo citarán ni tan solo a declarar.
La guerra de los Balcanes lejos estuvo de ser un conflicto convencional, fue una guerra étnica, religiosa, económica, una guerra civil en la que se asesinaron entre vecinos con los que días antes seguramente habían compartido café y rakia (aguardiente bosnio). Una guerra en la que no se respetó ningún tipo de convención.
Hoy Siria se asemeja mucho a Balcanes, ya un años de combates entre conciudadanos, con torturas, campos de concentración, miles de víctimas civiles y la infaltable operación de los Estados Unidos.
La humanidad, aún está muy lejos de lograr globalizar una paz duradera.