Tango

Desde los inicios del siglo XX el Tango en la Argentina es sinónimo de identidad.
Primero el Hotel de los Inmigrantes en el Puerto de Buenos Aires y luego los conventillos del sur de la ciudad, dieron a este crisol de razas un hijo en común... el Tango. Tanos, gallegos, rusos, polacos... fueron llegando de la vieja Europa sin más que un sueño, el de poder realizarse y ver a su familia crecer en un país lleno de futuro.
Europa se bañaba en sangre, guerras mundiales, guerras civiles... persecuciones y hambre.
Los sonidos del alma de quienes bajaban de los barcos pronto se fusionaron y el 2x4 comenzó a tomar forma.
En los patios de estas viejas y abandonadas casonas del sur de Buenos Aires se encontraban las guitarras españolas, los violines rusos y los acordeones italianos. Con los años fue la música obligada de los burdeles...
hoy el Tango es la música que nos representa en cualquier rincón del mundo.
En los últimos años la juventud se ha vuelto e enamorar de estos compases y las milongas han florecido por toda la Argentina.

Son miles los turistas que cada noche se acercan a ellas a fin de llevarse aprendido aunque más no sea el paso básico.
Son miles los turistas que cada noche se acercan a ellas a fin de llevarse aprendido aunque más no sea el paso básico.