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domingo, 2 de junio de 2013

VENECIA, mucho más que romanticismo de novela.

Venecia, la ciudad que parece flotar sobre las aguas, ha fascinado desde siempre a los visitantes de todo el mundo en todas las épocas. Pero más allá de su romanticismo, Venecia llegó a ser una poderosa nación independiente que dominó la política y el comercio en el Mediterráneo, causando en aquellas épocas más temor que fascinación. Este es un resumen de cómo un grupo de comerciantes y pescadores lograron llegar a la cima del poder para después perderlo todo, dejando a la ciudad casi en la decadencia.
Cuando los lombardos invadieron Italia, en el año 568, una de las poblaciones que cayó a su paso fue Aquileia, una ciudad cristiana de la cual se dice tradicionalmente que habría sido fundada por San Marcos. Muchos de sus habitantes, alarmados ante la perspectiva de vivir bajo la autoridad de las tribus alemanas, prefirieron huir hacia el sur y se refugiaron en una isla bastante alejada de la costa. Esta isla es la que conocemos actualmente como Torcello, y aquellos refugiados serían, tal como se dieron históricamente los hechos, los fundadores de Venecia.
La gran expansión de Venecia no solo marítimamente sino también en tierra firme hizo que se ganara no pocos enemigos. Sus pretensiones sobre la región de La Romagna, al sur de Venecia, hicieron reaccionar al Papado y la situación condujo en 1508 a la formación de la Liga de Cambrai, en la cual el Papa, Luis XII (rey de Francia), Maximiliano I (emperador del Sacro Imperio Romano) y Fernando II (rey de Aragón) se unieron para enfrentar el avance veneciano.

El avance otomano también significó conflictos en sus posesiones orientales. Los turcos habían tomado Constantinopla en 1453 y desde entonces avanzaban amenazando los territorios venecianos. Batalla tras batalla, Venecia debió resignar sus posesiones griegas. Más tarde fue la isla de Chipre, a lo cual Venecia reaccionó enviando una flota en 1571, formando una Liga Santa con el apoyo del Papa Pio V y otros emperadores europeos para detener el avance musulmán.
Ambas flotas se enfrentaron en la sangrienta Batalla de Lepanto el 7 de octubre de 1571, tal vez la más épica de las confrontaciones entre cristianos y musulmanes. Con un saldo de treinta mil muertos, la victoria fue finalmente para la liga cristiana; sin embargo un año después la flota turca, fortalecida, tomó Chipre definitivamente.
La costosa batalla de Lepanto, sumada a la anterior sucesión de campañas militares en tierra firme, debilitó tanto a la República que   ya nunca más pudo sobreponerse. Además, el descubrimiento de los portugueses de nuevas rutas comerciales hacia las Indias hicieron que la competencia fuese imposible. En 1575 y 1630, dos epidemias de peste se llevaron un tercio de la población y a mediados de siglo los turcos ocuparon Creta, luego de 25 años de acoso. Esta guerra significó literalmente la ruina.
El Tratado de Passarowitz de 1718 confirmó las conquistas turcas; a Venecia sólo le quedaba su esplendor cultural, con nombres como Vivaldi, Goldoni, Tiepolo y Canaletto en su haber. Con la aristocracia arruinada, la marina deteriorada y el creciente descontento de las provincias, Venecia era presa fácil de aquellos que querían apoderarse de ella, entre ellos los austríacos.
 
Venecia: Del siglo XX a la actualidad

Las graves dificultades económicas de la ciudad empeoraron durante la Primera Guerra Mundial, aunque inmediatamente después fue lanzado el plan de desarrollo en el litoral, las zonas de Puerto Marghera y Mestre. Los resultados no fueron del todo los esperados; los empleos creados no fueron suficientes y la contaminación industrial provocó gran deterioro ecológico en la laguna. Toda esta zona industrial, anexada a la municipalidad de Venecia en 1929, fue seriamente bombardeada durante la Segunda Guerra, aunque la ciudad en sí no sufrió mayormente los ataques.

El desarrollo del turismo llegó en la segunda mitad del siglo trayendo consigo una revitalización económica y permitiendo recuperar poco a poco algo del esplendor monumental de sus mejores épocas. Las fiestas de carnaval recomenzaron en la década de los '80, también con gran éxito turístico.

Venecia enfrenta en la actualidad dos grandes desafíos: por un lado, evitar que los venecianos, que se esfuerzan por mantener sus tradiciones aunque son cada vez menos numerosos, emigren por la falta de empleo y por los altos precios del inmobiliario; por otro lado, impedir que las aguas acaben literalmente con la ciudad, cuyo patrimonio edilicio sufre cada vez más el peso de sus siglos de historia








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